jueves, 25 de junio de 2009

JUSTIFICACIÓN

En la actualidad no existe un instrumento que valore las Habilidades Adaptativas[1] y en todo caso es artificiosa su evaluación. En el Estado de Hidalgo, por ejemplo, se tiene una relación de habilidades que se espera domine un menor a determinadas edades y de acuerdo con la definición de 1992, habrían de esperarse déficit concurrentes en al menos dos de ellas.[2] Los Asesores estatales de Psicología y de Discapacidad Intelectual, no otorgan el peso debido a la evaluación de la conducta adaptativa, pues se hayan en la dinámica de “corte” con respecto a dar como válida únicamente ésa definición y desoyen las recomendaciones del mismo autor que comento la definición de 1992 y que luego de la nueva definición replantea sus argumentos. De cualquier forma, las diez áreas mencionadas en la definición de 1992 de la AARM, han sido rebasadas por la noción de Conducta Adaptativa de la definición de 2002
Existe pues, la necesidad real de sustentar el diagnóstico de Discapacidad Intelectual, pues no basta evaluar el Coeficiente Intelectual (CI) para determinarla, hace falta documentar además, si el menor tiene limitaciones significativas en su conducta adaptativa.
La población beneficiada por el presente proyecto son en primera instancia los 42 alumnos con presunta discapacidad intelectual que son atendidos por las USAER 01 y 15 y en última instancia, según estadística final de ciclo escolar 2007-2008[3] estaríamos hablando de 1430 menores que reciben atención por algún servicio de Educación Especial ya sea en USAER o Centro de Atención Múltiple (CAM)
La importancia de implementar el proyecto tiene que ver directamente con el sustento mismo de la discapacidad intelectual. Ello estriba una gran responsabilidad puesto que es injusto a todas luces etiquetar a una persona con semejante sino. Igualmente cobra relevancia reconocer que las expectativas que el contexto deposita en una persona van de la mano de las atribuciones que consciente o inconscientemente se hace de ella. Disponer de la información justa de un alumno, no sólo es útil para su diagnóstico y expectativas, también es útil en el diseño de programas para la estimulación de las áreas débiles sobre la base de sus áreas fuertes.
El presente proyecto transformará sustantivamente la forma como se viene realizando el diagnóstico de la discapacidad intelectual, tanto por el cambio paradigmático que implica valorar la conducta adaptativa y su consideración como segundo criterio diagnóstico, como por la mejoría al incluir las Tecnologías de la Información y la Comunicación para economizar el tiempo de calificación, diversificar los procesos de capacitación en torno al instrumento, las formas de compartir la información entre los agentes, la difusión del proyecto, sensibilización con temas relativos a las Necesidades Educativas Especiales y la Discapacidad y la rendición de cuentas
De no llevarse a cabo el presente proyecto, la inercia, la apatía y el dejo con respecto a la actualización, probablemente no nos permitiría ver la gravedad que implica no asumir la responsabilidad que tenemos como profesionales de la educación. Pero más allá, es claro que vivimos en un mundo diferente al que conceptuábamos apenas el día de ayer. La sociedad se asume cada vez más como actora de su propia realidad y las asociaciones de padres abren mayores espacios de diálogo y la rendición de cuentas es, el día de hoy, política de estado. En Educación Especial no debemos, no podemos, darnos el lujo de reportar estadísticamente un número de alumnos con discapacidad sin tener las pruebas que sustenten nuestro dicho.
Si bien es cierto, no se plantea el ahorro de dinero, al llenar un vacío de conocimiento, se considera que su implementación economizará en tiempo el diagnóstico oportuno de la discapacidad intelectual, en virtud de que la valoración de la conducta adaptativa requiere no más de 20 minutos y al ser uno de los criterios diferenciales, podría obviarse la aplicación de pruebas de inteligencia si es que su único propósito fuera determinar el CI. Igualmente, al ser el ICAP un inventario autoadministrado, no precisa de retirar al alumno de su aula y puede ser aplicado por cualquier integrante del equipo multiprofesional de USAER o CAM, lo que permite a los psicólogos priorizar casos para evaluación y atención.
El ICAP proporciona una Puntuación de Escala de Independencia General que se halla conceptual y estadísticamente conectado con el Inventario y el Currículum de Destrezas Adaptativas, y que facilita la planeación y ahorra tiempo en su realización.
¿Cómo cambiará ello el aprendizaje de los alumnos? En definitiva, la valoración de la conducta adaptativa cambiará la forma cómo los docentes vemos a la discapacidad intelectual y por ende la manera en cómo intervenimos y el impacto en su educación. Hablamos de aprendizajes no exclusivamente curriculares. Pareciera contrario a los fines y principios de la Integración Educativa, pero un breve vistazo nos permite ver que no es así: Los alumnos con discapacidad comparten el plan de estudios con algunas modificaciones, contrario a lo que ocurría cuando había un currículum paralelo en nuestra modalidad educativa. Conocer los puntos débiles en su conducta adaptativa no trae consigo el ignorar su desarrollo curricular, sino que viene a complementar su formación y nos llama a la atención de aquellas destrezas necesarias para su funcionamiento en la sociedad y que inciden de ida y vuelta en su desempeño escolar.
Con respecto a la temporalidad para efectuar el proyecto, se considera que es el mejor momento pues se dispone de la asesoría y acompañamiento del grupo del diplomado; se ha contado con el desarrollo de habilidades que permitirá al líder del proyecto un mejor actuar; también luego de una larga gestión, se cuenta con un presupuesto otorgado por la Subdirección Administrativa de Educación Especial en el Estado para proyectos de innovación por $6000 y la bibliografía y materiales necesarios para su instrumentación.
Todo proyecto requiere de control externo, si es que se desea ver llevado a feliz término. Las Subdirecciones Técnica y Administrativa de Educación Especial, han otorgado las facilidades para la planeación y futuro desarrollo del proyecto. El compromiso está establecido y la calidad, vigencia y oportunidad será auditada por ambas instancias
[1] Verdugo, Alonso. Revista Siglo Cero,
Revista Española sobre Discapacidad Intelectual Vol. 34 (1), Num. 205
[2] AAMR Mental Retardation: Definition, Classification and Systems of Supports,1992
[3] http://intranet.e-hidalgo.gob.mx/seph/fc2007-2008/index.htm

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Director de USAER 34 de Apan, Hgo. y docente de apoyo en USAER 15 de Cd. Sahagún. Orientador educativo de la Escuela Preparatoria Regional de Otumba por 16 años.