INTRODUCCIÓN

La Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) es la instancia de Educación Especial encargada de apoyar el proceso de integración educativa de los alumnos que presentan Necesidades Educativas Especiales (NEE), prioritariamente aquellas asociadas con discapacidad y/o aptitudes sobresalientes, en las escuelas de educación regular.

Los apoyos que ofrece la USAER están dirigidos para dar respuesta a las NEE, prioritariamente las que se asocian con discapacidad y/o aptitudes sobresalientes, mediante el acompañamiento de la escuela en el desarrollo de escenarios en donde se eliminen las barreras para el aprendizaje y la participación de los alumnos, para favorecer su proceso de integración educativa.
El presente proyecto habrá de instrumentarse en las zonas 02 y 10 de Educación Especial del estado de Hidalgo, en un esfuerzo de crear escenarios dinámicos, flexibles e innovadores que den respuesta a las NEE’s de los alumnos beneficiados por USAER 01 de Pachuca y USAER 15 de Cd. Sahagún.
En conjunto, estas USAER, atienden (entre otros alumnos con diversa discapacidad) a 42 alumnos con presunta discapacidad intelectual en 8 escuelas y en dos turnos.

Diagnosticar a una persona con discapacidad intelectual fue durante muchos años una tarea que se basaba exclusivamente en las puntuaciones obtenidas en un test individual de inteligencia aplicado por un psicólogo. Pero desde la mitad del siglo pasado se comenzó a diferenciar la competencia social de los individuos de su competencia intelectual, siendo necesaria la evaluación de ambos aspectos para poder determinar con claridad la existencia o no de discapacidad intelectual y el grado en que ésta afecta a cada persona.
Las definiciones propuestas por la Asociación Americana de Retraso Mental (AAMR) a partir del año 1983, definieron a la conducta adaptativa como “la calidad de la ejecución diaria para afrontar demandas ambientales”, y los déficit de esa conducta adaptativa se relacionaron con la independencia personal y la responsabilidad social esperadas para una edad cronológica y un grupo cultural determinados. Esta distinción entre los aspectos de competencia intelectual y adaptativa siguió evolucionando después, de manera que en el año 1992 la AAMR, en su siguiente propuesta de definición del retraso mental, asignó todavía mayor relevancia a las habilidades de adaptación, especificando por primera vez diez posibles dimensiones de la misma. Es en esa propuesta cuando la discapacidad intelectual pasa a definirse no por el nivel de habilidad (o déficit) intelectual sino por el nivel de apoyos sociales o ambientales que la persona necesita.
En éste momento nos encontramos en el estado de Hidalgo, haciendo un esfuerzo por evaluar las diez habilidades adaptativas que se mencionan en la definición de 1992 y descubriendo la dificultad que ello representa.
La búsqueda del camino, nos llevó no a descubrir un instrumento que facilitara la tarea, sino, encontrar que nadie había sido capaz de hacerlo y que la AARM, ya había propuesto una nueva definición que llevaría más tarde a la misma asociación a cambiar de nombre para ser congruente con el nuevo enfoque de la discapacidad intelectual.
En la definición de 2002, se establece que tanto la capacidad intelectual como la conducta adaptativa del menor deben tener limitaciones significativas para poder diagnosticarse discapacidad intelectual, lo que conlleva la preocupación de ser rigurosos no sólo con la inteligencia, sino además con la conducta adaptativa. Pareciera que sólo se cambia de terminología, pero a diferencia de las diez habilidades adaptativas que se establecían en la definición de 1992, la conducta adaptativa cuenta con un instrumento estandarizado para su valoración.
En el presente trabajo, se pretende innovar utilizando el Inventario para la Planificación de Servicios y la Programación Individual (ICAP) , para valorar las NEE’s asociadas a discapacidad intelectual, mediante el empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s).